La primera vez que oí hablar de ellas fue el mismo día que las compré. Mi ignorancia me hizo preguntarle a la frutera qué tipo de zanahorias eran… pero resulta que lo único que se parecen a las zanahorias es en la forma.
El color me recordó a las patatas. No iba muy desencaminada, puesto que las chirivías son igualmente tubérculos. Aunque ya he recibido muchos comentarios vuestros donde me explicais que son muy habituales en caldos y cremas, decidí cocinarlas como si fueran patatas al horno y mi sorpresa muy grata.
Tienen un sabor súper peculiar y como guarnición, han resultado perfectas. Así que bienvenidas las chirivías a mi cocina. Desde ahora, son un ingrediente más.
Ingredientes
5-6 chirivías
AOVE (aceite de oliva virgen extra)
Sal
1 cucharada de perejil
Pimentón de la Vera en escamas (o en polvo)
1 cucharada de ajo el polvo
Ingredientes para la salsa
100 ml de kéfir
1/2 aguacate
1 cucharada de ajo en polvo
Sal
Un chorrito de AOVE
Paso a paso
- Lava bien las chirivías y córtalas en juliana (tiras finas)
- Ponlas en una bandeja de horno.
- Echa un buen chorro de AOVE y ponle todas las especias: ajo en polvo, sal, pimentón de la Vera y mezcla bien.
- Hornea a 200º durante 35-40 minutos, moviéndolo una vez a los 20 minutos.
- Mientras, haz la salsa.
- Tritura el kéfir o el yogurt natural con el aguacate, el ajo, la sal y un chorrito de AOVE.
- Sirve con las chirivías.
