Uno de los postres más aclamados por todos con cantidad de recetas y diferentes versiones, pero sean como sean, todas con un ingrediente común: el queso. Ya sea en crema, mascarpone o incluso o quesos curados.
La base nunca cambia, pero el toque sí. Y es esta ocasión le hemos puesto kiwi, que le un gusto suave, muy interesante y disfrutamos comiendo una de las frutas con más vitamina c.
Esta versión es en frío, y para ello no necesitaremos ni tan siquiera una olla. Vamos a hacer una versión muy muy sencilla y a la vez muy saludable.
En primer lugar, pon en una picadora o procesador de alimentos la almendra, los dátiles sin hueso y la avena.
Procesa hasta que quede picado y uniforme.
Extiende sobre la base de un molde desmontable y presiona por toda la superficie hasta que quede con el mismo grosor por todos lados. Reserva en la nevera.
Sirve en un vasito unos 100ml de agua y deshaz la gelatina. Reserva.
Usa el mismo procesador o una batidora para el relleno.
Pon el queso, 3 kiwis y la miel. Procesa hasta que quede todo integrado y sin grumos.
Recupera la gelatina, habrá endurecido. Introdúcela unos segundos en el microondas hasta que vuelva a estar líquida.
Añádela a la mezcla de queso e intégrala.
Sirve el conjunto sobre la base de almendras y extiende uniformemente.
Corta en rodajas finas los dos kiwis que quedan y colócalos sobre la superficie del pastel.